En primer lugar, nos hemos remitido a las siguientes url para obtener una mayor información a la hora de conocer y reflexionar sobre la problemática del fracaso escolar en la Comunidad Valenciana en general, y en la provincia de Alicante en particular:
*http://diversitatfuncional.blogspot.com/2009/04/el-fracaso-escolar-en-el-p-valencia.html
*http://cagalaolla.googlepages.com/FracasoEscolar.doc
*http://profesordeeso.blogspot.com/2009/05/la-comunidad-valenciana-es-la-autonomia.html
*http://www.morfeoeditorial.com/blog/2009/05/19/ordenadores-en-los-colegios/
Y por supuesto, la url proporcionada en clase por la que hemos averiguados los datos publicados sobre el fracaso escolar en cada una de las CCAA:
*http://www.magisnet.com/noticia.asp?ref=4842
La pregunta es realmente inversa, dado que es sencilla de plantear, pero muy difícil de contestar: ¿Por qué del fracaso escolar? Y sobre todo, ¿por qué existe un porcentaje tan elevado en la Comunidad Valenciana y en Alicante en particular, que hacen que sitúen a esta CCAA y a esta provincia como las que encabezan esta problemática?
En primer lugar, deberíamos de pensar sobre las causas de este problema que nos afecta no sólo a los implicados en la comunidad escolar, sino a toda la sociedad. ¿El problema deriva de una legislación educativa? Pues podría ser, puesto que en las aulas de toda España y por supuesto de la Comunidad Valenciana prima la “ley del mínimo esfuerzo” y gran parte de las generaciones que nos preceden no valoran los esfuerzos que han tenido que hacer personas en épocas anteriores para que actualmente podamos acceder y ejercer el derecho a una educación que nos permita formarnos no sólo como desde un ámbito académico (no pretendemos formar a futuras “enciclopedias” aunque sí que tengan unos conocimientos fundamentados en las nociones de la sociedad en la que se desenvuelven), sino también personal: formarnos como personas autónomas, que podamos ejercer la ciudadanía pensando en nuestros derechos, libertades y obligaciones, como componentes de un grupo social. Es decir, gran parte de los jóvenes, con el establecimiento de la Educación Básica y Obligatoria hasta los 16 años (mediante la LOGSE, Ley 3/1990 de 1 de Octubre), pretendían con la ESO una etapa transitoria, en la que los conocimientos conceptuales, procedimentales y actitudinales no importaban, y primaba el cumplir dicha edad para acceder a un puesto de trabajo de poca cualificación para poder obtener un salario (también es verdad que una de estas causas puede justificarse por la sociedad del consumo que nos envuelve en la actualidad).
Quizás, y relacionado con la legislación (todas nuestras actuaciones educativas deben remitirse conforme a la legalidad), se tienen en cuenta, sobre todo con la LOE (Ley Orgánica 2/2006 de 3 de Mayo) la atención a la diversidad, la necesidad de autoaprendizaje, así como otros principios cognoscitivos. Sin embargo, remitiéndome a la información que en el blog Jose Antonio Fernández Cabello, nos expone que uno de los graves defectos de la escuela actual, y por supuesto del fracaso escolar, es que la mismo continúa siendo competitiva y meritocrática, en la que única y exclusivamente se tiene en consideración la adquisición de contenidos conceptuales, de esta forma los jóvenes que provengan de familias de posición media-alta, simpatizarán más con los contenidos escolares, y a la inversa, por lo que una de las consecuencias del fracaso escolar tan elevado en la Comunidad Valenciana, en Alicante en particular y en el conjunto de España, es que no se tiene en cuenta la diversidad del alumnado en función de su procedencia (dicotomía entre la legalidad ideal de la LOE y la realidad escolar), por lo que no se llevan a cabo acciones encaminadas a que jóvenes procedentes de familias humildes (o incluso en ocasiones de clase media-baja) no se “bajen del carro” de la educación, que reciban la suficiente estimulación, apoyo y motivación para que puedan encontrar sentido a la educación, puesto que su entorno sociocultural puede ser desfavorable a la formación educativa.
¿Qué hacer para salir de este “túnel sin salida”, que consideran algunos docentes y pedagogos? ¿Cambiar de nuevo la legislación? ¿Consultar y tener en cuenta las demandas y necesidades de cada uno de los componentes de la jerarquía educativa ¡eso por supuesto que se debería de hacer!)?
Sin embargo, nos centraremos en las nuevas tecnologías, que se han llegado a convertir en una verdadera obsesión para los docentes, dado que muchos de ellos se han quedado anclados en las prácticas tradicionales (la “práctica de la pizarra”) y se niegan a afrontar cambios que puedan mejorar la situación escolar.
Y he aquí otra cuestión ¿Las nuevas tecnologías mejorarían el proceso de Enseñanza-Aprendizaje, y por supuesto reducir (dado que, seamos realistas, no se puede eliminar) el fracaso escolar? Como preludio a esta cuestión, podemos inferir que la introducción de nuevas tecnologías en las aulas (como ordenadores, cañones de proyección, etc.) podrían y harían (de hecho en algunos centros españoles ya se ha hecho y con resultados muy positivos) mucho más atractivo el proceso de E-A para los alumnos. De esta manera los contenidos que pretenderían transmitir los docentes a los alumnos serían asimilados desde otra perspectiva por los discentes, y se podría reducir las tasas de fracaso escolar. Quiero hacer hincapié que las nuevas tecnologías en la escuela no deben considerarse como la panacea para hacer frente al fracaso escolar, pero pueden ser un medio muy útil a la hora de facilitar el aprendizaje de los alumnos.
En líneas generales, con las nuevas tecnologías pretendemos sintetizar algunas ideas:
*Para su introducción en el aula es necesaria la formación del profesorado en materia tecnológica, por lo que queda justificado el principio de la formación permanente de profesorado.
*Las nuevas tecnologías están presentes en la mayoría de los hogares españoles: muchos niños disponen de ordenador en casa, en ocasiones con acceso a Internet, y sin tener en cuenta instrumentos tecnológicos como pueden ser las pantallas de plasma, los reproductores de música “mp 4”, etc. De esta forma los niños se encuentran familiarizados con las nuevas tecnologías y no supondría obstáculo alguno a la hora de integrarlas en las aulas.
*Mediante recursos informáticos, los contenidos considerados como “tradicionales” pueden aumentar considerablemente su atractivo, de manera que los alumnos podrían interesarse por estos contenidos, aumentar su formación académica (y por supuesto personal) y reducir así el fracaso escolar.
Como postludium a esta intervención, hemos de ser realistas, y que además de encontrarnos con profesores reacios a los cambios (y sobre todo a los tecnológicos) se requiere de inversión; pero inversión positiva, por lo que las administraciones locales, autonómicas y la Central del Estado deberían hacer mucho más hincapié en la financiación de estas iniciativas para la introducción de las nuevas tecnologías en el aula.
*http://diversitatfuncional.blogspot.com/2009/04/el-fracaso-escolar-en-el-p-valencia.html
*http://cagalaolla.googlepages.com/FracasoEscolar.doc
*http://profesordeeso.blogspot.com/2009/05/la-comunidad-valenciana-es-la-autonomia.html
*http://www.morfeoeditorial.com/blog/2009/05/19/ordenadores-en-los-colegios/
Y por supuesto, la url proporcionada en clase por la que hemos averiguados los datos publicados sobre el fracaso escolar en cada una de las CCAA:
*http://www.magisnet.com/noticia.asp?ref=4842
La pregunta es realmente inversa, dado que es sencilla de plantear, pero muy difícil de contestar: ¿Por qué del fracaso escolar? Y sobre todo, ¿por qué existe un porcentaje tan elevado en la Comunidad Valenciana y en Alicante en particular, que hacen que sitúen a esta CCAA y a esta provincia como las que encabezan esta problemática?
En primer lugar, deberíamos de pensar sobre las causas de este problema que nos afecta no sólo a los implicados en la comunidad escolar, sino a toda la sociedad. ¿El problema deriva de una legislación educativa? Pues podría ser, puesto que en las aulas de toda España y por supuesto de la Comunidad Valenciana prima la “ley del mínimo esfuerzo” y gran parte de las generaciones que nos preceden no valoran los esfuerzos que han tenido que hacer personas en épocas anteriores para que actualmente podamos acceder y ejercer el derecho a una educación que nos permita formarnos no sólo como desde un ámbito académico (no pretendemos formar a futuras “enciclopedias” aunque sí que tengan unos conocimientos fundamentados en las nociones de la sociedad en la que se desenvuelven), sino también personal: formarnos como personas autónomas, que podamos ejercer la ciudadanía pensando en nuestros derechos, libertades y obligaciones, como componentes de un grupo social. Es decir, gran parte de los jóvenes, con el establecimiento de la Educación Básica y Obligatoria hasta los 16 años (mediante la LOGSE, Ley 3/1990 de 1 de Octubre), pretendían con la ESO una etapa transitoria, en la que los conocimientos conceptuales, procedimentales y actitudinales no importaban, y primaba el cumplir dicha edad para acceder a un puesto de trabajo de poca cualificación para poder obtener un salario (también es verdad que una de estas causas puede justificarse por la sociedad del consumo que nos envuelve en la actualidad).
Quizás, y relacionado con la legislación (todas nuestras actuaciones educativas deben remitirse conforme a la legalidad), se tienen en cuenta, sobre todo con la LOE (Ley Orgánica 2/2006 de 3 de Mayo) la atención a la diversidad, la necesidad de autoaprendizaje, así como otros principios cognoscitivos. Sin embargo, remitiéndome a la información que en el blog Jose Antonio Fernández Cabello, nos expone que uno de los graves defectos de la escuela actual, y por supuesto del fracaso escolar, es que la mismo continúa siendo competitiva y meritocrática, en la que única y exclusivamente se tiene en consideración la adquisición de contenidos conceptuales, de esta forma los jóvenes que provengan de familias de posición media-alta, simpatizarán más con los contenidos escolares, y a la inversa, por lo que una de las consecuencias del fracaso escolar tan elevado en la Comunidad Valenciana, en Alicante en particular y en el conjunto de España, es que no se tiene en cuenta la diversidad del alumnado en función de su procedencia (dicotomía entre la legalidad ideal de la LOE y la realidad escolar), por lo que no se llevan a cabo acciones encaminadas a que jóvenes procedentes de familias humildes (o incluso en ocasiones de clase media-baja) no se “bajen del carro” de la educación, que reciban la suficiente estimulación, apoyo y motivación para que puedan encontrar sentido a la educación, puesto que su entorno sociocultural puede ser desfavorable a la formación educativa.
¿Qué hacer para salir de este “túnel sin salida”, que consideran algunos docentes y pedagogos? ¿Cambiar de nuevo la legislación? ¿Consultar y tener en cuenta las demandas y necesidades de cada uno de los componentes de la jerarquía educativa ¡eso por supuesto que se debería de hacer!)?
Sin embargo, nos centraremos en las nuevas tecnologías, que se han llegado a convertir en una verdadera obsesión para los docentes, dado que muchos de ellos se han quedado anclados en las prácticas tradicionales (la “práctica de la pizarra”) y se niegan a afrontar cambios que puedan mejorar la situación escolar.
Y he aquí otra cuestión ¿Las nuevas tecnologías mejorarían el proceso de Enseñanza-Aprendizaje, y por supuesto reducir (dado que, seamos realistas, no se puede eliminar) el fracaso escolar? Como preludio a esta cuestión, podemos inferir que la introducción de nuevas tecnologías en las aulas (como ordenadores, cañones de proyección, etc.) podrían y harían (de hecho en algunos centros españoles ya se ha hecho y con resultados muy positivos) mucho más atractivo el proceso de E-A para los alumnos. De esta manera los contenidos que pretenderían transmitir los docentes a los alumnos serían asimilados desde otra perspectiva por los discentes, y se podría reducir las tasas de fracaso escolar. Quiero hacer hincapié que las nuevas tecnologías en la escuela no deben considerarse como la panacea para hacer frente al fracaso escolar, pero pueden ser un medio muy útil a la hora de facilitar el aprendizaje de los alumnos.
En líneas generales, con las nuevas tecnologías pretendemos sintetizar algunas ideas:
*Para su introducción en el aula es necesaria la formación del profesorado en materia tecnológica, por lo que queda justificado el principio de la formación permanente de profesorado.
*Las nuevas tecnologías están presentes en la mayoría de los hogares españoles: muchos niños disponen de ordenador en casa, en ocasiones con acceso a Internet, y sin tener en cuenta instrumentos tecnológicos como pueden ser las pantallas de plasma, los reproductores de música “mp 4”, etc. De esta forma los niños se encuentran familiarizados con las nuevas tecnologías y no supondría obstáculo alguno a la hora de integrarlas en las aulas.
*Mediante recursos informáticos, los contenidos considerados como “tradicionales” pueden aumentar considerablemente su atractivo, de manera que los alumnos podrían interesarse por estos contenidos, aumentar su formación académica (y por supuesto personal) y reducir así el fracaso escolar.
Como postludium a esta intervención, hemos de ser realistas, y que además de encontrarnos con profesores reacios a los cambios (y sobre todo a los tecnológicos) se requiere de inversión; pero inversión positiva, por lo que las administraciones locales, autonómicas y la Central del Estado deberían hacer mucho más hincapié en la financiación de estas iniciativas para la introducción de las nuevas tecnologías en el aula.
